lunes, 24 de agosto de 2009

Colmar, como en los cuentos de hadas




Una vez más, salimos a recorrer paisajes europeos, y esta vez, nos encontramos con una pequeña ciudad encantadora llamada Colmar, situada en el departamento de Alsacia de Alto Rin, Francia. Justo en el límite con Alemania, una pintoresca atmósfera de encanto te recibe para dar un paseo que seguramente quedará en tus retinas por un largo tiempo.

El centro de la ciudad antigua está muy bien conservado y es una parada obligada para turistas que deambulen en la zona, ya que aquí hay una propuesta de vinos y quesos del más alto nivel internacional. De hecho, todos los años en el mes de agosto se realiza una feria especial de vinos.

La sensación de caminar por las calles y recovecos de este reducto es bastante particular. Pareciera como si no fuese cierto que esta escenografía sea real, ya que bien podría ser la ciudad en la cual viven Shrek y la princesa Fiona... Pequeños arroyos; muchas flores multicolores; trenes con ruedas; caballos; casas en donde vive gente, pero parecieran ser de juguete. Mucho de esa magia que parece ser irreal es lo que encontramos al recorrer Colmar.

Un dato anecdótico es que aquí nace en el año 1834 Fréderic Auguste Bartholdi, creador de la famosa Estatua de la Libertad, ubicada en la ciudad de Nueva York.

¿Y si probamos otra cosa?

Esa es una pregunta que a menudo se plantean los habitantes de ciudades alemanas como Karlsruhe ó Freiburg, que son las que tienen muy cerca la frontera con el país francés. Es que la posibilidad de ir hacer compras a otro país distinto está a sólo media hora ó 40 minutos en la autopista.

Es de público conocimiento que muchos alemanes hacen ese trayecto sólo para ir al supermercado en Colmar, ya que aquí se encuentran comidas y bebidas que agradan mucho al paladar de los germanos. Así también, la gente de la zona recomienda venir a Colmar para la época navideña, en donde los mercados de navidad tan tradicionales en Alemania, tienen aquí también su tinte especial y sus “artículos inéditos”.

Recomendamos recorrer por completo el centro histórico que no tiene desperdicio y llevarse alguna botella de vino, que dicho sea de paso, son bastante accesibles al comprarlas en la feria. No podemos decir lo mismo de la posibilidad de sentarse en un restaurante a comer alguna especialidad y probar un buen vino... Lamentablemente aquí vas a tener que decidir si vale la pena hacerlo, ya que los precios ascienden notoriamente.

Sin dudas, un lugar ideal para venir a hacer la sesión de fotos del casamiento ó en su defecto de la tradicional “fiesta de 15”, ya que los paisajes de fondo pueden darle el mejor color y personalidad a tus fotos. A caballo; en trencito ó a pie, la visita a esta ciudad y sus virtudes, hacen que por un momento los sueños se transformen en realidad...

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