La producción de Cartas Marcadas estuvo presente el pasado fin de semana en la ciudad de Berlín. Un lugar para mirar y recorrer mas de una vez, ya que aquí se encuentran muchos de los datos más importantes de la historia de Alemania.
Uno camina por las calles aquí y jamás se puede imaginar que hubo tanta violencia, que hubieron tantos muertos. Visitamos el "Check point Charlie", un museo ubicado en el centro de la ciudad y que lleva el nombre de un control (norteamericano) riguroso por donde toda la gente debía pasar mostrando su documentación. Allí se pueden observar cientos de fotos acerca de cómo era la vida en ese entonces, con dos partes separadas por un muro gigante, del cual todavía quedan restos.
Comenzando con el city tour, encontramos la puerta de Brandenburgo: El símbolo universal de Berlín y al mismo tiempo centro y punto de referencia de cualquier paseo por la ciudad.
El Parlamento: La sede del Parlamento alemán une lo clásico y lo moderno y tiene una de las mejores vistas de Berlín.
Unter den Linden: La principal avenida de Berlín es un paseo obligado para cada turista, con monumentos como la Catedral y algunos de los mejores museos.
Restos del muro: Dónde están y cómo son los pocos restos que quedan en pie dentro de la ciudad del antiguo muro que partió Berlín en dos.
Potsdam: Una visita imprescindible en los alrededores de Berlín, con un centro acogedor y el impresionante Parque Sanssouci.
Potsdamer Platz: Una de las plazas más importantes de Europa durante el siglo XX, convertida ahora en centro de la modernidad tras muchos avatares históricos.
Pero no creas que sólo podemos recorrer museos, plazas, historia y monumentos; también la noche de Berlín grita fuerte y te espera a compartir veladas nocturnas cargadas de diversión, buena música y tragos por doquier. Estuvimos el viernes por la noche en una fiesta para estudiantes, en lo que pareció ser una antigua fábrica transformada en disco y ubicada al lado de un inmenso lago. Con una decoración de fiesta de etiqueta, la pista de entrada sonó con música de los 80 y se repletó rápidamente. El dato: a los costados de ese espacio y extendiéndose hasta el fondo, unas 20 o 25 camas de dos plazas están disponibles para tomar algún cóctel con tranquilidad, descansar de la borrachera y cualquier otra cosa que se te ocurra.
El sábado por la noche visitamos una disco multi espacio, cerca de la estación de trenes: 4 pistas en donde se podía encontrar música radial, ochentosa, dance, house y una que llamó mucho la atención: rock al palo, con muchísima gente bailando y saltando canciones de System of a Down, Green Day o Marilyn Manson.
A la vuelta del viaje, en tren, pudimos observar las distintas partes de esa Alemania que estaba "del otro lado del muro" y que hasta hoy, se ve gris, sin pinturas en las casas y sin que les sobre nada. Fábricas vacías, fundidas y abandonadas, también muestran otra cara distinta de este lugar, que generalmente, brilla incandescente sin dudas.
Es así como en pocos días puedes ser un estudiante de historia durante el día y delirar de festejos por las noches, siempre manteniendo la cordura. Como en casi todos los recovecos de Alemania, la paz se respira con placer; demostrándose así que aquí en diversas épocas, hubo mucho, muchísimo ruido. Pero todo eso, con el tiempo, se fue transformando en silencio. A tal punto que hoy casi no hay ruido, pero sí hay muchas nueces...
viernes, 26 de octubre de 2007
viernes, 19 de octubre de 2007
INTERCAMBIOS CULTURALES
Supe escuchar de ellos hace mucho tiempo cuando era niño y me parecía interesante, pero también como algo muy lejano y difícil juntar cosas en una valija para viajar a otro país y conocer otras culturas una vez que se cruzan las fronteras del propio. Ya con una edad que quiere terminar sus estudios universitarios pronto, me llegó una invitación del destino para dejar mi lugar y emprender viaje hacia nuevas formas de vida. Como muchos saben, la primera vez que vine a Alemania fue algo muy loco: conocer una alemana en Córdoba y seguir una historia con ella, en tierras germanas. Pero este semestre, además de continuar esa historia increíble, también tengo el desafío de entrar cada mañana por la puerta de una facultad europea. Y eso no es poco, pero también es difícil y la vez muy interesante.
El día que entré por primera vez al aula para conocer mis compañeros extranjeros, estaba algo así como preparado digamos; yo había estado metido en grupos extranjeros de estudio en Córdoba, precisamente cuando conocí a mi novia allí y luego también seguí en contacto con ellos.
La verdad que es genial estar en un grupo donde conviven un monton de vidas y costumbres distintas que se van adaptando cada día al lugar en el cual les toca estar actualmente. Pero de pronto te encuentras haciendo un ejercicio de lengua alemana junto a un chino o un húngaro y te preguntas cómo será un día normal de esa persona en su tierra.
Así es como aprendes que en Moscú (Rusia) la temperatura en invierno llega a bajar hasta 40 grados bajo cero y que la gente pobre inunda las estaciones de trenes en busca de seguir viviendo y no morir de frío y que es cierto que toman vodka puro para mantenerse en calor. En Polonia hay inseguridad y poco trabajo, en Kazajistán casi no hay dialectos y en México cada vez se separa mas la brecha entre ricos y pobres, amoldándose casi de la misma manera a lo que pasa en Sudamérica.
Cada estudiante llega aquí con una mochila cargada de historias y de incertidumbres, que cada día van transformándose en certezas: comienza a ser algo muy normal ir de compras al supermercado o tomar el colectivo para llegar a la facultad. Entre cervezas, vas conociendo un poco mas de cada persona y también a hablar con los nativos alemanes, algo fundamental a la hora de querer aprender a hablar un idioma. Indefectiblemente, los bares, las fiestas y demás actividades de recreación son el punto de encuentro perfecto para charlar, conocer y reír con personas muy distintas a las que conociste en tu tierra durante toda tu vida.
La mayoría de los estudiantes aquí son europeos, por lo que las distancias no son tan grandes como las que tenemos los que estamos del otro lado del océano. Ellos afirman que para las fiestas de fin de año y esas dos semanas que se otorgan aqui de receso, ellos vuelven a su país a estar con sus familias y amigos.
El hecho de que yo tenga que quedarme aquí lo tomo como algo positivo también, ya que es una experiencia particular la de vivir una navidad alemana con nieve en las calles, comiendo golosinas (que aquí sí tiene sentido, no con 35 grados). Todo tiene sus partes buenas y sus lados negativos, pero al fin de cuentas es una forma de vida que no podía dejar pasar y que seguramente uno jamás borrará de sus retinas. Pero bueno, Menem ya nos prometió a todos que va a construir un medio de transporte que permite estar en Japón en una hora, así que pronto, todos los argentinos podremos viajar a donde queramos en un solo fin de semana. Carlos... Sigue en pie esa idea no?
El día que entré por primera vez al aula para conocer mis compañeros extranjeros, estaba algo así como preparado digamos; yo había estado metido en grupos extranjeros de estudio en Córdoba, precisamente cuando conocí a mi novia allí y luego también seguí en contacto con ellos.
La verdad que es genial estar en un grupo donde conviven un monton de vidas y costumbres distintas que se van adaptando cada día al lugar en el cual les toca estar actualmente. Pero de pronto te encuentras haciendo un ejercicio de lengua alemana junto a un chino o un húngaro y te preguntas cómo será un día normal de esa persona en su tierra.
Así es como aprendes que en Moscú (Rusia) la temperatura en invierno llega a bajar hasta 40 grados bajo cero y que la gente pobre inunda las estaciones de trenes en busca de seguir viviendo y no morir de frío y que es cierto que toman vodka puro para mantenerse en calor. En Polonia hay inseguridad y poco trabajo, en Kazajistán casi no hay dialectos y en México cada vez se separa mas la brecha entre ricos y pobres, amoldándose casi de la misma manera a lo que pasa en Sudamérica.
Cada estudiante llega aquí con una mochila cargada de historias y de incertidumbres, que cada día van transformándose en certezas: comienza a ser algo muy normal ir de compras al supermercado o tomar el colectivo para llegar a la facultad. Entre cervezas, vas conociendo un poco mas de cada persona y también a hablar con los nativos alemanes, algo fundamental a la hora de querer aprender a hablar un idioma. Indefectiblemente, los bares, las fiestas y demás actividades de recreación son el punto de encuentro perfecto para charlar, conocer y reír con personas muy distintas a las que conociste en tu tierra durante toda tu vida.
La mayoría de los estudiantes aquí son europeos, por lo que las distancias no son tan grandes como las que tenemos los que estamos del otro lado del océano. Ellos afirman que para las fiestas de fin de año y esas dos semanas que se otorgan aqui de receso, ellos vuelven a su país a estar con sus familias y amigos.
El hecho de que yo tenga que quedarme aquí lo tomo como algo positivo también, ya que es una experiencia particular la de vivir una navidad alemana con nieve en las calles, comiendo golosinas (que aquí sí tiene sentido, no con 35 grados). Todo tiene sus partes buenas y sus lados negativos, pero al fin de cuentas es una forma de vida que no podía dejar pasar y que seguramente uno jamás borrará de sus retinas. Pero bueno, Menem ya nos prometió a todos que va a construir un medio de transporte que permite estar en Japón en una hora, así que pronto, todos los argentinos podremos viajar a donde queramos en un solo fin de semana. Carlos... Sigue en pie esa idea no?
viernes, 12 de octubre de 2007
INFORME ESPECIAL: Oktoberfest 2007
Estando toda mi vida viviendo en la ciudad de Córdoba, siempre tuve la intriga de saber de qué se trataba exactamente ese festival que se hace cada año en la localidad de Villa General Belgrano. Nunca fui. Nunca se presentó la oportunidad de asistir a esa fiesta para poder probar cervezas y ver un poco de las costumbres alemanas puestas en escena. La gente de la capital alegaba que es lejos, caro y que siempre hay demasiada gente.
Resultó ser en esta alocada vida, que terminé yendo al verdadero y auténtico festival del Oktoberfest, en Alemania, mas precisamente en la ciudad de Munich. Viajando poco mas de tres horas en tren, pagando una cerveza de litro a 8 euros y conviviendo dentro del predio con miles y miles de personas. Eso si: la entrada aquí es gratuita para todo el mundo.
El Oktoberfest 2007 comenzó el 22 de setiembre y finalizó el 7 de octubre. Por qué comienza en setiembre si el nombre dice que es en octubre? Qué buena pregunta... Hace muchos años, cuando se comenzó a festejar esta reunión, el evento se realizaba en octubre; pero luego, los organizadores se dieron cuenta que el clima en ese mes no era tan bueno como el que se da en setiembre. Es por eso que hoy en día, el festival empieza en los últimos dias de setiembre, extendiéndose hasta los primeros días de octubre.
El primer Oktoberfest se realizó el 17 de octubre de 1810 y tuvo lugar gracias al festejo por el matrimonio de Ludwig von Bayern y la Princesa Therese van Hildburghausen. Por aquellas épocas, la fiesta comenzaba siempre con una carrera de caballos. Hoy sigue habiendo caballos, pero sólo para que los niños se diviertan dando unos trancos en espacio reducido.
El lugar donde se realiza, es gigantesco: hay decenas de carpas enormes de dos pisos que se repletan cada día. La gente consume mucha cerveza y comida también, por lo que hay muchos mozos trabajando a destajo todo el día, pero tambien recolectando mucha propina, que va en aumento a medida que el cliente va perdiendo sus aptitudes normales.
Con respecto a la comida, se consumen platos típicos como Obazda, que es una especialidad en quesos de la zona de Bavaria (Región del sur) y que generalmente se acompana con cebollas, morrones y manteca. Otro de los platos clásicos es el Radi, que consiste en una ensalada algo picante y puede comerse con pan.
Aparecen ahora también otros alimentos no tan típicos, como por ejemplo, el pollo rostizado que se sirve en mitades al plato y que puede ir acompanado de Brezeln, que es ese delicioso, salado y artístico pan que se consigue en cualquier parte de Alemania. Fuera de las carpas, la oferta culinaria es múltiple: calamares, papas, salchichas, sandwiches, helados, frutas banadas de chocolate, son algunas de las opciones que se pueden elegir a la hora de llenar la panza.
Se venden también varios tipos de cerveza, pero lo que mas sale a la venta es el clásico litro de cerveza en jarro que se conoce como “Maß”. Pero no crean que todo es cerveza y sentarse a comer en este festival: por todo el predio se encuentran numerosos juegos para chicos y grandes a manera de parque de diversiones: montanas rusas, no tan rusas, tren fantasma, tiro al blanco y todo eso que se te ocurre ver en una feria de diversiones, las puedes encontrar aquí tambien en el Oktoberfest.
La gente se congrega al lugar muy temprano, a veces a la mañana ya están ocupados todos los lugares para sentarse a tomar cerveza. Lo bueno es que la gente que acuse, va rotando, lo que permite que nuevos visitantes puedan sentarse a tomar y que los mozos tengan clientes frescos para poder recibir mas propinas (no tengo nada contra esos mozos, sólo que creo que deben estar construyéndose una casa hecha de monedas)
Esos peregrinos, fieles a las costumbres de su tierra, van llegando lentamente con sus vestidos típicos (mas bellos en la silueta de las mujeres), cantando alguna canción y brindando cada quince minutos con sus enormes y eternos jarros rebasados de rica cerveza.
Llega gente de todas partes del país para celebrar y también vienen visitantes de otras partes de Europa. Se observan muchos italianos fanáticos de esta fiesta y otros que llegan por primera vez a ver de qué se trata: un grupo de brasileros están abrazados en la parte de abajo de la carpa cantando alguna canción que nadie entiende, mientras que un cordobés los observa tomando una cerveza y buscando un baño cercano, ya que al lado están los kioscos donde se comprará una gran Brezeln para comer...
Resultó ser en esta alocada vida, que terminé yendo al verdadero y auténtico festival del Oktoberfest, en Alemania, mas precisamente en la ciudad de Munich. Viajando poco mas de tres horas en tren, pagando una cerveza de litro a 8 euros y conviviendo dentro del predio con miles y miles de personas. Eso si: la entrada aquí es gratuita para todo el mundo.
El Oktoberfest 2007 comenzó el 22 de setiembre y finalizó el 7 de octubre. Por qué comienza en setiembre si el nombre dice que es en octubre? Qué buena pregunta... Hace muchos años, cuando se comenzó a festejar esta reunión, el evento se realizaba en octubre; pero luego, los organizadores se dieron cuenta que el clima en ese mes no era tan bueno como el que se da en setiembre. Es por eso que hoy en día, el festival empieza en los últimos dias de setiembre, extendiéndose hasta los primeros días de octubre.
El primer Oktoberfest se realizó el 17 de octubre de 1810 y tuvo lugar gracias al festejo por el matrimonio de Ludwig von Bayern y la Princesa Therese van Hildburghausen. Por aquellas épocas, la fiesta comenzaba siempre con una carrera de caballos. Hoy sigue habiendo caballos, pero sólo para que los niños se diviertan dando unos trancos en espacio reducido.
El lugar donde se realiza, es gigantesco: hay decenas de carpas enormes de dos pisos que se repletan cada día. La gente consume mucha cerveza y comida también, por lo que hay muchos mozos trabajando a destajo todo el día, pero tambien recolectando mucha propina, que va en aumento a medida que el cliente va perdiendo sus aptitudes normales.
Con respecto a la comida, se consumen platos típicos como Obazda, que es una especialidad en quesos de la zona de Bavaria (Región del sur) y que generalmente se acompana con cebollas, morrones y manteca. Otro de los platos clásicos es el Radi, que consiste en una ensalada algo picante y puede comerse con pan.
Aparecen ahora también otros alimentos no tan típicos, como por ejemplo, el pollo rostizado que se sirve en mitades al plato y que puede ir acompanado de Brezeln, que es ese delicioso, salado y artístico pan que se consigue en cualquier parte de Alemania. Fuera de las carpas, la oferta culinaria es múltiple: calamares, papas, salchichas, sandwiches, helados, frutas banadas de chocolate, son algunas de las opciones que se pueden elegir a la hora de llenar la panza.
Se venden también varios tipos de cerveza, pero lo que mas sale a la venta es el clásico litro de cerveza en jarro que se conoce como “Maß”. Pero no crean que todo es cerveza y sentarse a comer en este festival: por todo el predio se encuentran numerosos juegos para chicos y grandes a manera de parque de diversiones: montanas rusas, no tan rusas, tren fantasma, tiro al blanco y todo eso que se te ocurre ver en una feria de diversiones, las puedes encontrar aquí tambien en el Oktoberfest.
La gente se congrega al lugar muy temprano, a veces a la mañana ya están ocupados todos los lugares para sentarse a tomar cerveza. Lo bueno es que la gente que acuse, va rotando, lo que permite que nuevos visitantes puedan sentarse a tomar y que los mozos tengan clientes frescos para poder recibir mas propinas (no tengo nada contra esos mozos, sólo que creo que deben estar construyéndose una casa hecha de monedas)
Esos peregrinos, fieles a las costumbres de su tierra, van llegando lentamente con sus vestidos típicos (mas bellos en la silueta de las mujeres), cantando alguna canción y brindando cada quince minutos con sus enormes y eternos jarros rebasados de rica cerveza.
Llega gente de todas partes del país para celebrar y también vienen visitantes de otras partes de Europa. Se observan muchos italianos fanáticos de esta fiesta y otros que llegan por primera vez a ver de qué se trata: un grupo de brasileros están abrazados en la parte de abajo de la carpa cantando alguna canción que nadie entiende, mientras que un cordobés los observa tomando una cerveza y buscando un baño cercano, ya que al lado están los kioscos donde se comprará una gran Brezeln para comer...
viernes, 5 de octubre de 2007
LAS LUCES DE PARÍS
Uno siempre piensa que estas ciudades famosas que uno veía en la tele cuando era chico son algo inalcanzable, algo tan lejano. Y puede que sea así. Me tocó un camino muy raro en este tramo de mi vida y puedo decir que tuve la suerte de estar ahí y de sentir que no era inalcanzable.
París se despierta temprano para ir a trabajar y se acuesta tarde porque es una ciudad netamente turística. A pesar de eso, a los franceses no les gusta mucho la idea de tener que explicar cosas en inglés, son demasiado franceses en ese sentido. Quizás tambien estén hartos de que todos los días cientos, miles de personas distintas vengan a preguntar cómo se hace para subir a la torre Eiffel.
Mucho arte, mucha poesía dibujada hasta en los techos de las casas, hacen de la ciudad la mejor de las postales. Tienen con qué inspirarse los excelentes dibujantes de la plaza, pero eso sí, si quieres un retrato de tu chica tienes que pagar no menos de 40 euros.
El euro aquí es prácticamente un saludo : todo se paga y todo es más caro de lo normal. Una cerveza en la noche parisina cotiza 8 euros y no llega ni mintiendo a ser un litro. Un sandwich común y corriente no costará menos de 3,50 o 4 euros. Subirse hasta la punta de la torre Eiffel obliga a erogar 11 euros, mientras que para subir a la cima del arco del triunfo, “sólo” serán 8.
Pero ojo, no todo es tan claro en la “ciudad luz”: muchos vagabundos están tirados en la calle cada día. Han sido completamente despojados de la sociedad, no están ni registrados como ciudadanos, no tienen ayuda ni del Estado ni de nadie. Sólo piden monedas cada día en la estación del subte y sufren una agonía que estoy seguro que debe ser desesperante.
Hay barrios también no tan alejados del centro de París que se parecen más a un mercado negro que a un barrio. Timadores de juego, vendedores de cigarrillos, locos, ruidosos, ladrones... Todos ellos deambulan por las calles sin ningún sentido real. Están tratando de hacer negocios raros, revendiendo cosas. Ahí la policía no está y también la suciedad y el desorden se hacen notar.
Mas abajo, el servicio de metro subterráneo es muy eficiente; sólo deberás sufrir un poco el calor y los olores en algunos horarios donde mucha gente los está utilizando. Es bastante simple poder movilizarse dentro de la ciudad con este sistema, siempre cuando tengas un mapa a mano y leas atentamente los carteles. Cada viaje tiene un costo de 1,20 euro y el abono para turistas para usarlo por 5 días todos los viajes que quieras y también válido para colectivos, tiene un costo de 27,50 euros.
París eyacula a las 20hs cuando cientos de luces hacen un show a lo largo de toda la torre Eiffel. El “orgasmo” dura 10 minutos y recibe la atención de cualquier persona, hasta del que ya lo vio cientos de veces. El templo de Notre Dame se enorgullece de tanta belleza e historia, mientras abajo los barcos te esperan para llevarte a hacer un citytour plagado de historias y paisajes.
Quizás quieras ir por la tarde al museo de cera o al de ciencia y tecnología. Por la noche puedes ir a cenar alguna especialidad local y luego descubrir el mítico Moulin Rouge o simplemente contemplar las estrellas en el cielo. La diversidad del vivir, de eso se tratan las luces de París...
París se despierta temprano para ir a trabajar y se acuesta tarde porque es una ciudad netamente turística. A pesar de eso, a los franceses no les gusta mucho la idea de tener que explicar cosas en inglés, son demasiado franceses en ese sentido. Quizás tambien estén hartos de que todos los días cientos, miles de personas distintas vengan a preguntar cómo se hace para subir a la torre Eiffel.
Mucho arte, mucha poesía dibujada hasta en los techos de las casas, hacen de la ciudad la mejor de las postales. Tienen con qué inspirarse los excelentes dibujantes de la plaza, pero eso sí, si quieres un retrato de tu chica tienes que pagar no menos de 40 euros.
El euro aquí es prácticamente un saludo : todo se paga y todo es más caro de lo normal. Una cerveza en la noche parisina cotiza 8 euros y no llega ni mintiendo a ser un litro. Un sandwich común y corriente no costará menos de 3,50 o 4 euros. Subirse hasta la punta de la torre Eiffel obliga a erogar 11 euros, mientras que para subir a la cima del arco del triunfo, “sólo” serán 8.
Pero ojo, no todo es tan claro en la “ciudad luz”: muchos vagabundos están tirados en la calle cada día. Han sido completamente despojados de la sociedad, no están ni registrados como ciudadanos, no tienen ayuda ni del Estado ni de nadie. Sólo piden monedas cada día en la estación del subte y sufren una agonía que estoy seguro que debe ser desesperante.
Hay barrios también no tan alejados del centro de París que se parecen más a un mercado negro que a un barrio. Timadores de juego, vendedores de cigarrillos, locos, ruidosos, ladrones... Todos ellos deambulan por las calles sin ningún sentido real. Están tratando de hacer negocios raros, revendiendo cosas. Ahí la policía no está y también la suciedad y el desorden se hacen notar.
Mas abajo, el servicio de metro subterráneo es muy eficiente; sólo deberás sufrir un poco el calor y los olores en algunos horarios donde mucha gente los está utilizando. Es bastante simple poder movilizarse dentro de la ciudad con este sistema, siempre cuando tengas un mapa a mano y leas atentamente los carteles. Cada viaje tiene un costo de 1,20 euro y el abono para turistas para usarlo por 5 días todos los viajes que quieras y también válido para colectivos, tiene un costo de 27,50 euros.
París eyacula a las 20hs cuando cientos de luces hacen un show a lo largo de toda la torre Eiffel. El “orgasmo” dura 10 minutos y recibe la atención de cualquier persona, hasta del que ya lo vio cientos de veces. El templo de Notre Dame se enorgullece de tanta belleza e historia, mientras abajo los barcos te esperan para llevarte a hacer un citytour plagado de historias y paisajes.
Quizás quieras ir por la tarde al museo de cera o al de ciencia y tecnología. Por la noche puedes ir a cenar alguna especialidad local y luego descubrir el mítico Moulin Rouge o simplemente contemplar las estrellas en el cielo. La diversidad del vivir, de eso se tratan las luces de París...
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