lunes, 17 de septiembre de 2007

VIDA AEROPORTUARIA



La extraña odisea de tener que viajar de un continente a otro es una aventura de la cual se puede observar y aprender muchas cosas. Me ha tocado viajar por segunda vez desde Argentina hasta Alemania y uno se encuentra entrando a un aeropuerto distinto a cada momento, en un viaje que termina siendo exhaustivo e irritante.
Ni bien llegas al lugar de salida, las cosas comenzarán bien siempre y cuando te atienda un operador gentil para hacer tu embarque. Está el que te deja pasar si te sobran sólo dos o tres kilos y también la arisca que te hace sacar cosas del equipaje o si no querer hacerte pagar por cada kilo de más que quieras pasar.

Una vez dentro del avión, comienza la lucha con los demás pasajeros, generalmente con los que están cerca tuyo. Raudamente salen todos apurados hacia el pasillo para meter primero su equipaje de mano en los compartimientos arriba de los asientos. Mala suerte te ha tocado si hay bebés llorando todo el tiempo o si te toca algún flojo que te toca para levantarse al baño cada 20 minutos.
Vas a notar que chilenos y españoles hablan todo el tiempo como loros hasta cuando están dormidos, que los yanquis van a dormir mucho, pero que cuando huelen comida se despiertan mas lúcidos que un soldado en la selva; los argentinos sólo miran, aunque tambien comen y duermen.

Te encuentras en otro aeropuerto, ya ves otra gente caminando, otra hora, otros olores, otros controles, otros horrores, otros bombones, pero todavía falta mucho para llegar al destino final, así que buscas un baño, respiras hondo (fuera del baño) y sigues con el itinerario. Nuevo avión, nuevo asiento, nuevos compañeros, nuevas azafatas, la misma impaciencia.
Iba muy predispuesto para ver películas en la pantalla delante de mi asiento, pero no, me tenían que fastidiar: nada de pantallas en los asientos, sólo esos televisores incrustados arriba por sectores y sólo pasaron un filme en un tramo de 13 horas de vuelo: Ninja Turtles... A esa altura sólo esperaba por la cena y luego poder dormirme un rato.

Sobrevolar el océano es una sensación tan tonta como estar 13 horas sentado en tu living con el televisor apagado y mirando hacia el frente sin poder estirar tus piernas, que empiezan a acusar molestias con el correr de las horas. La agonía termina cuando se encienden las luces y escuchas los carritos desfilar por el pasillo preguntando si queires café o té.
Última escala: ya llegando al primer mundo, en este aeropuerto hay que seguir 25 flechas y 45 carteles para tomar una conexión que es el mismo avión del cual te acabas de bajar y el mismo asiento que tuviste antes. Cuando sólo faltan 10 minutos para embarcar, un lacayo de la empresa hace uso del micrófono para informarle a los agotados pasajeros que el vuelo sufrirá la demora de una hora.

Un agua mineral de máquina y 6 minutos de internet, hacen mas corta la espera. Llega por fin el tan deseado embarque hacia el destino final y ya sólo faltan dos horas y cuarto de vuelo. Ya no importa a esa altura si te dejan en Australia, India o Corea, sólo quieres tirar tu equipaje a un pozo y echarte a dormir en una cama.
Fin del vuelo: una rubia me espera sonriente, pero sin pretzels en la mano porque ya se los comió en la larga espera. Muerto de cansancio, traslado las maletas hacia la puerta como una babosa con gripe, mientras unos pasajeros de mi vuelo siguen buscando otra conexión mas. Una empleada de la aerolínea los reconoce y dice: "conexiones a China aqui!"; los viajantes se dan vuelta con cara de emoción y gritan: "Nosotlos! Quelemos ir a China!" Felices y contentos, los orientales embarcaban un nuevo avión, una nueva agonía...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

13 de setiembre. Me pregunto si no sería mejor seguir viendo la tele en vez de ir a Frankfurt para buscar a aquel Córdobes, que tanto extranie en los ultimos meses. El día parece un día comun y cuando finalmente me subo al auto para salir a la autopista, aun no me entiendo nada de nada. Será que para la vuelta en serio haya un Peter Gabriel al lado mio en este auto?
En el medio del viaje me llega un mensaje a mi celular: "Amor, estoy en Madrid, el vuelo tiene retraso..." Pienso, que no es tan tragico, total me gusta observar la vida de los aeropuertos y el aeropuerto de Frankfurt ya es mi amigo especial.
Llegando a mi destino, voy de paseo.
Decido sentarme en una escalera para observar a los arabes que estan tomando cafe, siempre acompaniados de sus laptops.
Tomo el trencito que te lleva de una terminal a la otra como 3 veces.
Compro dos Brezeln, una para mi, la otra para Peter. Cuando se acaba mi Brezel y aun queda mucho tiempo para esperar, decido comer la segunda Brezel por estar aburrida.
Subiendome la escalera para ir a mi amigo McDonalds, paso por la puerta por cual Peter entro hace 3 meses. Ahi, donde le abrazé por ultima vez, es puerta que practicamente se me lo comió sin avisarme cuando y si me lo iba a devolver....

Por fin, el cartel me avisa que el vuelo 704 de Lan Chile llegó. En el momento mismo me acerco a la puerta, por cual pasan los pasajeros, sabiendo que es una tonteria, que falta todavia que el pueda salir, ya que primero hay que bajarse del avion, buscar valijas, etc. Sin embargo, me quedo 45 minutos ahi en la primera fila y cada vez que se abre la puerta y sale algun pasajero estoy cerca de morirme. Y me pregunto: Que hago si de verdad sale de esa puerta? Tengo una muy buena tactica: Cuando no se que hacer y como reaccionar, trato de escaparme, fingiendo que no estoy y que lo que esta pasando no tiene nada que ver conmigo.
Se abre la puerta, en el pasillo de veo a Peter caminando- me doy vuelta y mi alejo un poco de esa puerta (porque yo ni estoy!). Pero ya era tarde, ya me vio, ya viene, ya me abraza- y si- tiene que ver conmigo, aun no entiendo nada, aun trato de entender lo que esta pasando, pero algo que si entiendo es que estoy feliz. "No estabas recien ahi adelante, mirandome desde la primera flia?" me pregunta Peter. "puede ser..."

Cuando estoy de nuevo en el auto, tengo un Peter al lado mio en el auto y todo parece como si nunca se hubiera ido, como si ese asiento siempre esta ocupado de el....

Anónimo dijo...

Si tan larga y tragica espera debo aceptar para llegar a enontrar a mi novia en alemania, lo disfrutare sonrisa en cara y "mariposas en panza".

disfruta